Ha entrado y ha llorado aun mas. Me ha sacado a rastras de la ducha y me ha tapado con una toalla. Le he acariciado el rostro con cuidado y he tenido miedo de curarle los golpes. Me ha abrazado y me ha cogido las manos. "Con estas uñas normal que tengas asi el cuerpo, lleno de arañazos, menos mal que hace frío y con la ropa no se te ven" ha susurrado sin poder mirarme. Me ha cortado las uñas aún soñozando y maldiciendo mi sonambulismo. Mientras yo me decido a contarle lo que ella no sabe. Ella no sabe que me visita un lobo. Un lobo que me acaricia, que con sus caricias arrastra mis recuerdos, se los lleva, se los queda y los mastica, los tritura y los escupe lejos.
Mi madre no le ha visto nunca dice. Y creo que yo tampoco.
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