martes, 3 de julio de 2012

Vuelta a las venganzas

Te observo desde arriba, feliz, quizás algo alterado. Pareces más guapo que antes, mucho más.
Me siento invencible. Con ello me tumbo en tu pecho. Late fuerte. Lo disfruto.
La mano debajo de la almohada, noto el frío en la punta de los dedos. Agarro fuerte y me incorporo. Escalofrío, sonrisa y calor. Se abrió en el centro, arriba del ombligo. Explotó rojo oscuro, exploté a su vez.
Aún desde arriba seguía mirandole. Ahora estaba más guapo, si cabia. Tenía en la cara sorpresa y miedo. Qué gracia.
Seguía mi daga navegando donde yo no podía. Sentí celos y urgue en la herida, queriendo llegar más hondo.
La saqué lento, mirándole a los ojos. No pronunció palabra, no se atrevió a chillar. Sólo burbujeaba rojo vermellón.

Me sentí como una niña pequeña jugando con barro.
Lo tiré al suelo con asco, todo empapado. Pensé en pedirle que limpiara, no sé con que deditos...
Hacia tiempo que no me reía tanto, fue un buen polvo.

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