jueves, 13 de febrero de 2014

Asfixia

Hoy me ha ahogado de verdad mientras se corría. Me he mareado y he empezado a ver esas manchas, lucecitas ácidas que devoran todo lo que ves. Apreté los ojos fuerte e intenté avisarle apretando también mis manos sobre sus muñecas. Por mi garganta no pasó ni un sólo gemido al yo llegar al orgasmo. Se quedaron todos dentro con los: "suéltame el cuello, hijo de puta". Cuando se relajó todo su cuerpo encima mío, me aplastó el pecho con todo el peso de gimnasio y proteínas. Seguía sin poder respirar. No parecía importarle, lo único que le había importado hasta ahora era lo que ya tenía, realmente lo que ya no tenía, joder, se había corrido dentro mía. Creo que cuando se dio cuenta de lo que había hecho le importó más que a mí. Me preguntó al oído si seguía tomándome las pastillas, pero ya estaba inconsciente. Interpretó mi silencio como un sí, no sé que clase de primate interpreta un: "dentro de diez minutos estaré más fría que el hielo como no hagas algo ya" por un: "claro, cariño". Bueno, sí lo sé, el tío que me estaba aplastando contra el suelo y su pecho, y qué pecho, pero si tiene más tetas que yo... Cuando se echó a mi lado se quedó dormitando, mientras que yo sólo podía ver como su jodida corrida se resbalaba de mis labios inferiores. Fue un buen polvo, pero preferiría no haberme quedado preñada de ese energúmeno.